Un postre peruano, de origen hispano árabe
- sghomero01
- 27 feb 2016
- 2 Min. de lectura
La verdad, creo que personajes de nuestro país vecino sureño quieren tomarnos el pelo inscribiendo varios dulces, frutas o trago nuestros, como si fueran chilenos. Y, creo que como este hecho se repite constantemente, el Ministerio de Cultura debería de hecho proceder a inscribir cuanto potaje o trago tengamos, como herencia propia y/o producto del mestizaje.
He publicado ya varios artículos relatando el origen de diversos dulces peruanos que proceden del reino del al-Andalus, de origen árabe, que dominó la que hoy es España durante 8 siglos. Cuando hablamos de historia es muy importante buscar los orígenes de los alimentos y preparaciones de los mismos. Y, luego ver cómo es que nos llegó a nosotros. Y, citando mi artículo: El Legado árabe del al-Álandalus en la comida peruana, escrito para el Boletín Cultural CHASQUI, del Ministerio de Relaciones Exteriores, de diciembre del 2010, número 17. Es un hecho histórico que al inicio del Virreinato del Perú llegaron como primeros colonizadores andaluces y vascos. Y, casi inmediatamente, llegan como esclavos y esclavas centenares de moriscos y moriscas, según el historiador Juan José Vega en su artículo: “La influencia morisca y mora: tres casos específicos.” En el que él señala que las moriscas, llamadas <>. (Juan José Vega, La influencia morisca y mora: Tres casos específicos, en Rosario Olivas Weston (compiladora), Lima Escuela Profesional de Turismo y Hotelería de la Universidad de San Martín de Porres, ob.cit., pp.157-158.)
Es en diversos artículos escritos y ya publicados, en revistas y libros donde he sostenido que el origen de la mayoría de nuestros platos es árabe y lo mismo sucede con la gran mayoría de dulces, entre ellos está el buñuelo y el picarón. He revisado libros árabes originales del siglo XIII, traducidos al español, e igualmente libros actuales de recetas de Marruecos donde figura el antecedente directo de nuestros picarones. En Marruecos se prepara una receta de una masa espesa y al parecer algo elástica, que las mujeres sentadas en el suelo van agarrando la masa para, dándole forma primero con la mano para agregarla a la paila llena de aceite hirviendo, abriendo las manos para hacerles el hueco y luego con el palo, terminan de darle forma al círculo del centro y se ensartan en él. Se sirve con miel y/o azúcar impalpable, según el gusto y la región. La figura de este ‘picarón’ se ve en diversos libros marroquíes y lo he observado en programa de TV. El Gourmet.com, en el programa del viaje a Marruecos de Narda Lepes

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